Cuando escribí estas 17 cartas (1 previa, 15 en travesía y 1 final) estaba enamorado, o por lo menos creía estarlo, de la persona a quien iban dirigidas y al hacerlo trataba de transmitir minuciosamente mis sensaciones en la primera travesía del Atlántico a vela.
Si el lector o lectora gusta de estas sencillas y sinceras cartas, parte del mérito es de la destinataria de todas ellas que me inspiró. Gracias por permitirme usarlas Jacqueline.
Sólo he introducido algunas correcciones de estilo, he suprimido algunos párrafos y he efectuado pequeñas modificaciones para hacer el texto más ameno y legible, pero podría decirse sin faltar a la verdad, que las cartas son originales en más de un noventa por ciento.
El barco era un balandro de 44 pies, diseñado por Vanderstaad y construido en acero por un amateur sudafricano. Estaba tripulado por este humilde cronista (con 35 años entonces), Marijó (33) y Nacho (31) que formaban pareja.
Zarpamos de Sitges (Barcelona) el primero de enero de 1988 y tras hacer escala en San José de Gata (Almería), Gibraltar, Isla Graciosa, Las Palmas de Gran Canaria, Santa Maria de Sal, Tarrafal de Santiago y Praia, estás tres últimas en el archipiélago de Cabo Verde, nos disponíamos a zarpar con rumbo a Brasil.
Así pués, comenzamos hoy esta nueva sección semanal con la publicación de la primera de las cartas.
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